Tinieblas o el frío del viento ante olas reiteradas asediando la torre que se yergue. La mirada forastera va bajando como sombra la escalera ausente donde ese fuego ya no reitera las pinturas del ayer –nostalgia de los mares anteriores– i el azote de cada uno de los mascarones alejados, aún latiendo en horizontes ahora esquivos, sin respiro, ni ansiedad, donde ya no cabe cielo para él.
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