martes, 6 de mayo de 2008

“Soledad mexicana”, de Jack Kerouac


Soy un extraño sin felicidad
caminando las calles de México,
recordando…
Mis amigos se han muerto,
mis amantes desaparecieron,
mis putas fueron proscritas,
mi cama apedreada
y sacudida por los terremotos

y no tengo hierba santa para volar
a la luz de las velas y soñar
con humo de autobuses…


Sólo eso, tormentas de polvo, y las mucamas
que me espían a través de un agujero
ahí en la puerta,

taladrado secretamente para observar
las almohadas con que hacen el amor los masturbadores.


Yo soy la gárgola de Nuestra Señora,
soñando en el espacio
sueños grises y brumosos.
Mi rostro apunta a Napoleón,
no tengo forma.


La libreta en la que anoto las direcciones postales
está plagada de "Que en paz descanse".

No creo en el valor del vacío,
me siento cómodo sin honor.

Mi único amigo es un viejo marica
que no posee una máquina de escribir.
Que, si fuera mi amigo,
Intentaría sodomizarme.

Queda algo de mayonesa,
una no deseada botella de aceite,
campesinos lavando el tragaluz;
un loco con quien comparto el mismo cielorraso
hace gárgaras en el baño contiguo
unas cien veces por día.


Si me emborracho tengo sed,
si camino mi pie se rompe,
si sonrío mi máscara es una farsa,
si lloro sólo soy un niño,
si recuerdo miento,
si escribo, ya todo fue escrito,
si muero, la muerte llega a su fin,

si vivo, la muerte recién comienza,
si espero, la espera es más prolongada,
si parto, la partida ya no existe,
si me duermo la dicha suprema es pesada,
la dicha pesa sobre mis párpados;
si voy a cines baratos me comen las chinches.
No tengo dinero para cines lujosos


Si no hago nada,nada lo hace.

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